domingo, 24 de junio de 2012

Hormiguedad – José Emilio Pacheco
















Prefiero ser hormiga.
En las inmensas columnas
nada que me distraiga de mi deber en la tierra.
No hay lugar para el yo,
para el amor más terrible que es el amor propio.
La vanidad resulta impensable.
No queda espacio
para rivalidades o querellas de grupo.

Carezco de importancia: tengo misión.
Cumplo con mi papel aunque estoy consciente
de que me esperan la vida brutal y breve,
el final absurdo (como individuo);
pero la gloria absoluta
en tanto hormiga triunfante,
especie que nada o nadie
podrá borrar de este mundo.

Menos que nadie
esos gigantes lamentables, obsesionados
con gasearnos y pisotearnos.
La invulnerabilidad colectiva
es nuestro don, y no
-lamento decirlo- el suyo.

Aquí estamos y seguiremos
las invencibles hormigas.
Los humanos, en cambio, nunca
podrán hablar así de ellos mismos.



FUENTE 
Pacheco, José Emilio, La arena errante; México, ERA, 2010; p. 105.

sábado, 9 de junio de 2012

Soledad para un diurno - Juan Bautista Villaseca



Porque el dolor apesta,
porque el pobre no cabe entre el dinero,
porque no quiero taza de café con miedo,
porque estoy harto de reír a tientas,
porque ya de vivir me estoy muriendo,
porque tengo hambre de que el trigo crezca,
porque quiero el llavero de las cárceles,
porque quisiera amarme con justicia,
porque a un bolillo
le beso con ternura sus dos senos,
tal vez
por eso voy de pared en pared
buscando puerta al mundo.

Aquí estoy solo
junto a mi niñez,
velándome por todos,
aquí, con una piedra
– la piedra del poema –
pidiendo el pan adulto.


FUENTE
Bautista Villaseca, Juan; Este México triste; Taller Ditoria; México: 2011, p. 5.